Al son de una guitarra empolvada por su amo que dejo de tocarla.
Al bailar de una pareja enamorada… se escucha un llanto de nostalgia.
Un llanto que va al ritmo de un tango cantado.
Un tango cantado por una niña hermosa, cuyo nombre es Karina, la de los besos de viento.
Un poeta maldito y enamoradizo, camina solitario acompañado de un manto de alegre nostalgia recordada.
Camina escuchando un tango italiano y aullando al cielo estrellado.
Escribe sus versos y recuerda a esa niña que le mando besos.
Escribe y procura no ver las fotos de esa niña ausente por los pasos del tiempo, escribe la nostalgia de un amor que duro muchos años, pero no aguanto el tormento del espacio.
No es que la haya olvidado, no es que él, la haya dejado.
Solo hizo, lo que hizo y el poeta baila contento deseando, que la niña del tango viva alegre en su morada de viento.
Es por eso que el poeta vaga como gitano italiano, recordando las noches largas que paso a su lado.
El poeta escribe contento y recordando sus vivencias de amado.
Si yo, el poeta quisiera otro tormento, pediría que fuera Karina, su tango olvidado.
Si quisiera un zahir más amable pediría que fuera la niña de los besos de viento.
El, recuerda las noches de llanto acompañado.
El, recuerda las noches de pasión que pasaron juntos.
Recuerda la noche que la vio cantando y danzando.
Por: Raphael cañas
Dedicado a Karina el tango amado.
