Una noche sin estrellas, el espíritu de la luna decidió pasearse en la tierra, así que descendió,
Tomando la forma de una dama muy hermosa, pálida, de cabellos largos y castaños. Mientras
Vagaba en un vasto bosque tupido, Escucho una melodía, la melodía más hermosa que había
Oído, una melodía digna de un dios justo.
Se dio vuelta y observo que en la copa de un árbol había un Arcángel
Un Arcángel de alas doradas, cabellos negros largos, rasgos muy finos y estéticos, un Arcángel
Muy bello.
El Arcángel tocaba una melodía melancólica con un arpa plateada, la luna quedo extasiada y Quedo enamorada al instante.
La luna se elevo por los aires, se acerco muy tímidamente al Arcángel y estiro sus manos para
Tocarle y darle un beso. El Arcángel levanto vuelo, alejándose cada vez más de prisa.
La luna quedo desecha y se derrumbo en llanto, un llanto muy amargo que despertó al sol, que
Hizo que el mismísimo dios se pusiese triste.
Lloro, lloro por que el amor era malo, lloro por que la habían despreciado, lloro por que jamás
Daría su amor otra vez, lloro porque creyó que el amor no existía, lloro por qué no merecía al Arcángel.
Pero escucho una voz. Era la voz del Arcángel que resonaba por todo el bosque como la armonía de unas campanas. La voz del Arcángel le decía... me voy, no porque no te ame, si no, porque mereces algo mejor, no al revés.
Raphael Cañas.
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