Pude sentir el placer que dios tuvo, al darle la vida a su creación más inútil
Pude sentir la excitación, pero no al dar la vida sino al arrancarla.
Después de deambular en las calles inundadas por la noche pagana, en una pared recargada, vi a una dama que irradiaba placer y sensualidad
Me acerque y ella, muy cortes me pregunto… si buscaba placer
¡Claro mi dama de negro! Le conteste
Así pues a una habitación adornada de cortinas rojas al poco rato me halle.
Con una delicadeza, a la cama con sabanas blancas le acosté, como si de un ángel caído tratase.
Ella solo miraba fijamente mi entre pierna, y no se daba cuenta que sus ropas le despojaba.
Al rato de juguetear con sus bragas, por fin se me revelo su esbelta figura
Extasiado contemple su cuerpo, cada centímetro de piel era recorrido con mis ojos.
¡Tan fascinado como si viera a la Venus!
Esas piernas largas, >>ese triangulo perfectamente detallado de vello púbico<<, su vientre plano, esos pechos, suaves y de tamaño medio.
¡Tenía a una terrena perfecta ante mí!
Desnudos los dos, recorrí su cuerpo con mi rostro procurando, que solo mi nariz rosara su piel
Y entre besos y caricias poco a poco a su cuello me encamine.
Cuando mi rostro lleno de sudor se acerco a su cuello, hice un esfuerzo supremo y descendí dudoso.
La dama de negro empezó a suplicar entre gemidos de placer
¡Por favor! ¡Por favor! ¡¡¡Penétrame amor!!!
Le ignore y su cuello mordí, saboreando ese néctar de color carmín, cada ves mas excitado me sentí.
Ella no sintió lo que le estaba ocurriendo y a su ruego ella volvió
Esta vez accedí con la boca sucia de su rojo placer
Me uní a ella durante un rato de gritos y sudor, hasta derramar mi esencia muerta sobre su flor de papel.
Con mis dedos acariciaba levemente su piel chorreante de sangre, la cama roja, su piel pálida con ropas carmin
Mi cuerpo inundado de ella.
Todo era perfecto…hasta que un grito soltó
Creí que era de excitación
Más fue por la muerte, que se la llevo.
Por: Raphael Antonio cañas
